
Las múltiples ventajas de una red WiFi tanto a nivel particular como para nuestra empresa avalan las razones de su contratación prácticamente en casi todos los casos. Sin embargo, no es tan simple como solicitar la instalación y punto. Vale la pena tomar en consideración ciertas directrices básicas a la hora de implantarlo sobre todo en una empresa.
En primer lugar hay que tener en cuenta que la red WiFi se acoge a un router, módem o punto de acceso. Los dispositivos conectados por cable no presentan apenas problemas en este sentido, pero los que se conectan vía red inalámbrica sí notarán efectos en función de la distancia hasta el router.
Pese a que en la actualidad las unidades ofrecen servicio de calidad aun a varios metros de distancia, es un factor a tener en cuenta. Se debe procurar instalar el router en el sitio más cercano a todos estos dispositivos o en el lugar donde van a utilizarse, ya que en muchas ocasiones son dispositivos móviles sin un lugar fijo desde el que trabajar.
También hay que valorar al contratar el servicio WiFi la cantidad de personas o empleados que van a utilizarlo. Más todavía si estamos ante un tipo de establecimiento o instalaciones que ofrezcan el acceso a la conexión a todos sus clientes o visitantes. En este sentido, la mayor parte de los routers pueden dar un servicio óptimo hasta a 20 personas/dispositivos, cifra que en caso de superarse vale la pena plantearse un segundo o incluso más puntos de acceso WiFi o, quizás, buscar otro tipo de servicio de conexión inalámbrica.
En el caso de las empresas también hay que cuestionarse qué dispositivos van a tener acceso y cuáles no. Por tanto, se recomienda realizar un inventario de todos los dispositivos que se conectarán vía WiFi al sistema, ya sean ordenadores portátiles, teléfonos o tablets. Deberíamos procurar que el resto de ordenadores se conectaran por cable; en caso de no ser una opción o un deseo del empresario, también hay que valorar la compra de conectores WiFi externos en caso de que no incluyan este sistema integrado en su instalación.
Al mismo tiempo, debemos afianzar la seguridad de la conexión WiFi de la empresa mediante una clave WEP (Wired Equivalent Privacy) o WAP (Wi-fi Protected Access), que deberíamos modificar con la mayor frecuencia posible, aunque sin exageraciones. Un cambio de contraseña cada 15 días podría ser óptimo.
Todos los dispositivos de la empresa deben conectarse exclusivamente a través de esta contraseña y ser notificados cada vez que se cambia, para asegurar un ritmo de trabajo sin interrupciones.
Del mismo modo, el responsable del sistema debe tener identificados en todo momento los dispositivos conectados al router. En caso de que un dispositivo no identificado haya conseguido entrar, lo primero es averiguar de qué se trata (puede ser un invitado de la empresa o un dispositivo nuevo no notificado). Si no es posible una correcta identificación se debería proceder a un nuevo cambio de contraseña y notificar a todos los empleados.