
Según estadísticas del Banco Mundial, hay en el mundo dos mil millones de personas sin acceso a servicios bancarios. A pesar de que la cifra es un 20% menor que en 2011, significa que cada una de estas personas vive en un entorno de economía sumergida, sin acceso en su gran mayoría a servicios públicos como la educación o los servicios sociales.
Para que esta población logre abrir finalmente una cuenta bancaria, hay dos situaciones por resolver:
- La primera es contar con una identidad válida: la gran mayoría (1.500 millones) no puede demostrar su identidad. No tienen una identificación o un certificado de nacimiento, ni tan siquiera una prueba de residencia como por ejemplo una factura de la luz.
- La segunda es el acceso a un teléfono móvil: los dispositivos móviles permiten acceder a servicios financieros mediante aplicaciones. El acceso a un móvil es un paso previo a lograr integrar a esta población en la economía digital.
La creación de un formato de identidad legal en países en desarrollo es un objetivo común tanto de Naciones Unidas como del Banco Mundial. El registro de la identidad individual es un problema que afecta en gran medida a las mujeres y a los niños: en 2012, se registraban 230 millones de niños menores de cinco años sin identidad legal.
Lo que no está resultando fácil es acordar el método a utilizar para la identificación de los ciudadanos en estos países en desarrollo.
Actualmente, se encuentran ya implementadas o en desarrollo diferentes iniciativas de identidad digital:
- El caso de Estonia con sus e-ciudadanos, que incluye la residencia digital, seguimiento de la generación de ingresos y sus impuestos, o servicios de notaría;
- Facebook también trabaja en un ecosistema global de identidad digital de sus usuarios,
- Microsoft participa junto con otras empresas en un proyecto de código abierto basado en blockchain para crear una identificación digital,
- La Unión Europea propone utilizar la identificación nacional de sus ciudadanos para acceder a cualquier servicio online, incluyendo las redes sociales.
Como se puede observar, la tecnología no es el problema real, ya que han surgido diferentes soluciones. Las dificultades se presentan en las disposiciones de cada gobierno y en las fronteras de los países, junto con otros obstáculos relacionados con transacciones comerciales.
Blockchain parece ser la herramienta que permitiría crear una identidad digital que incluya elementos como almacenamiento, autenticación, autorización y auditorías, junto con valores biométricos para autorizar la operativa. Dadas las características de blockchain, se crearía así una base de identidades digitales descentralizada, que no pertenecería a ningún gobierno o corporación en particular. Sería un camino posible para lograr la inclusión digital y facilitar el acceso a servicios financieros.