Las empresas que están pensando en dar el salto al cloud toman en cuenta, entre otros aspectos, un factor muy relevante en la ecuación, como es la rentabilidad. Pero quienes toman la decisión deben ir más allá de argumentos IT o financieros: la migración a la nube tiene un impacto directo sobre las futuras perspectivas de negocio de las empresas.
Una nube para ganar oportunidades
La dificultad en el caso de las migraciones al cloud es cómo calcular el impacto total de esta transición. Hay que tener en cuenta otros criterios que van más allá del departamento IT o de la propia tecnología: nuevas oportunidades de negocio, mayor productividad, mejor competitividad. La aplicación de capacidades como inteligencia artificial, internet de las cosas o aprendizaje automático puede tener un impacto profundo y sostenido en el crecimiento de una empresa.
A pesar de que los beneficios se extienden sin diferenciar sectores de actividad, se observan diferentes ritmos de adopción según cuál sea la actividad de la compañía. Hay sectores más lentos en la migración al cloud, como la salud, el comercio minorista o la educación. En cambio, las industrias de alta productividad como la extracción de hidrocarburos, medios de comunicación o agricultura están en continua búsqueda de nuevas tecnologías para automatizar procesos y desarrollar productos.
La transformación digital en el sector industrial trae consigo promesas de incrementar significativamente la productividad. Sin embargo, no se está haciendo aun la inversión necesaria para acelerar el ritmo de adopción cloud para los próximos años. La brecha entre las empresas será más profunda según la velocidad que adquieran para migrar a la nube.
¿Qué ventajas aporta el modelo cloud?
- Actualizaciones fluidas, sin interrupciones: las aplicaciones cloud se actualizan con frecuencia sin interrupciones para los usuarios.
- Nuevas funcionalidades disponibles en forma inmediata: un entorno en la nube permite acceder en forma instantánea a una funcionalidad nueva tan pronto está disponible, satisfaciendo las expectativas de los usuarios.
- Costes reducidos: desarrollar y poner en marcha una solución propia de inteligencia artificial o IoT es prácticamente imposible para la mayoría de las empresas. En cambio, cuando se trabaja en la nube se dispone de soluciones ya existentes en el mercado, con costes asumibles y que cuentan además con herramientas de análisis para aprovecharlas al máximo.
- Más agilidad en la adopción de buenas prácticas: los sistemas legacy, con las trabas provocadas por actualizaciones y entornos cerrados, pueden dificultar los procesos de negocio al no ser suficientemente ágiles. Las mejores prácticas no solo son parte de las herramientas cloud, sino que evolucionan al mismo ritmo junto con ellas.
La persistencia en el uso de sistemas legacy y el retraso en los procesos de transformación digital pueden ser una apuesta muy peligrosa para la continuidad de las empresas. Por eso, no es suficiente con evaluar la faceta financiera para entender el valor del cloud. La mejora en la productividad y la posibilidad de ganar nuevas oportunidades de negocio deben también estar presentes en la ecuación.