Próximamente los videojuegos en la nube serán una alternativa real al clásico formato de juego en dispositivos locales. El modelo cloud no había sido hasta ahora una alternativa real en el mundo de los videojuegos. Los proveedores no podían ofrecer aun una experiencia de juego adecuada: más allá de la velocidad de internet para ejecutar el juego, también existían dificultades relativas a la infraestructura física (centros de datos), la capacidad de la red de telecomunicaciones y el acceso en remoto.
Una definición de cloud gaming
Los videojuegos en streaming podrían definirse como computación en remoto. Una plataforma cloud de videojuegos permite a cada jugador el acceso en remoto a un servidor, ofreciendo dos modalidades: una experiencia completa como la de un PC de sobremesa o una limitada ejecutar un juego.
Los comandos se envían al servidor remoto al mover el cursor o al tipear la contraseña, y se ejecutan de la misma forma que lo hace un ordenador normal. Lo que hace el servidor remoto se transmite en streaming al usuario; si la latencia es mínima, la sensación de juego es similar a la de tiempo real. Distintos métodos de codificación facilitan adaptar el streaming del videojuego basándose en la velocidad de conexión a internet del usuario.
El funcionamiento de las plataformas de cloud gaming
Las plataformas de videojuegos funcionan de manera similar al streaming de películas y series, como es el caso de Netflix. La diferencia radica en el número de peticiones al servidor que se intercambian con el usuario. Para ver una película, se envía una petición al servidor que aloja el contenido solicitado. Cuando recibe la solicitud, Netflix transmite al usuario el contenido alojado en el servidor.
Un proceso similar ocurre en el streaming de juegos, aunque la gran diferencia es el flujo de peticiones con el servidor: cada vez que el jugador ejecuta un comando se están dando instrucciones al servidor, que actualiza el juego según esas instrucciones
En el modelo de cloud gaming, los comandos se envían a través de la red de comunicaciones hasta el servidor en remoto, que ejecuta la instancia de juego y transmite por streaming la visualización al jugador. A medida que se ejecutan más comandos, el mismo servidor responde y actualiza el streaming del juego.
No hay que olvidar que estos servidores están alojados en centros de datos: la ubicación geográfica del CPD y la infraestructura física del proveedor de videojuegos son fundamentales para no sufrir deficiencias como la calidad de imagen o retardos en la respuesta.
Y aquí es donde hablamos de latencia y ancho de banda
La latencia se refiere al tiempo en milisegundos que tarda un comando en viajar ida y vuelta a través de la red. En el mundo de los videojuegos, la latencia es el factor que mide la calidad de la conexión: una solicitud al servidor del juego debe tardar lo menos posible en retornar al jugador.
Hay además un factor significativo que influye sobre la latencia, y es la distancia física entre los servidores de juego y la ubicación de cada jugador. En la mayoría de las situaciones, cuanto menor sea dicha distancia mejor será la latencia.
El cloud gaming necesita además contar con ancho de banda. La representación o rendering del juego se produce en servidores remotos, ya que los recursos allí alojados hacen que se produzca la imagen. Es entonces que se produce el streaming de vídeo hacia los dispositivos de los jugadores, que se va actualizando con los comandos de cada jugador.
Si las redes de telecomunicaciones están sobrecargadas se pueden producir incidencias durante el juego. De todas formas, cabe tener en cuenta que, aunque el ancho de banda sea limitado, se puede obtener un resultado razonable con hasta 5 Mbps. Debido a que cada juego está en cambio constante, la capacidad de respuesta de los servidores hacia cada jugador puede resultar en una buena o mala experiencia.
Más allá de las conexiones, el despliegue de infraestructura será determinante a la hora de evaluar el éxito de cada proveedor de cloud gaming. La combinación de infraestructura propia junto con la de grandes proveedores como AWS o Google Cloud puede resultar difícil de gestionar.
En resumen, el cloud gaming necesitará conexiones a internet fiables y centros de datos cercanos a los jugadores.