Estrategias para elegir la nube adecuada para cada carga de trabajo

Cuando el entorno IT se vuelve híbrido, no es fácil decidir entre nubes públicas o privadas

Administrar estructuras IT multicloud requiere de la toma de decisiones complejas: elegir cuál es la mejor plataforma para una carga de trabajo va más allá de un proceso racional, ya que muchas veces hay creencias o prejuicios que pueden afectar a la decisión final.

En estos casos, es aconsejable realizar evaluaciones para estimar las circunstancias y necesidades con la mayor objetividad posible, preparando así un modelo de gestión balanceado para la infraestructura IT. En estos procesos hay que tener en cuenta además la estrategia cloud de cada organización, donde las cargas de trabajo pueden moverse a la nube en el futuro o en casos de picos de demanda.

Principios para evaluar dónde alojar las cargas de trabajo

  1. Seguir las mejores prácticas: basar las decisiones en el conocimiento existente, así como en la investigación y consejos de proveedores de servicios. Asimismo, la experiencia propia sobre cuál es la mejor manera de entregar los servicios a los clientes puede ser una referencia para la definición del alojamiento de los recursos.
  2. Guiarse por los datos: utilizar exclusivamente la información proveniente de bases de datos y registros proporcionados por indicadores de rendimiento (KPI). Esta información es fundamental para evitar opiniones subjetivas en la decisión. La medición de calidad en el soporte al cliente, por ejemplo, no debe medirse por opiniones sobre la atención recibida sino por datos objetivos, como el tiempo transcurrido entre la apertura de la incidencia y su cierre.
  3. Centrarse en los costes: definir los KPI cuidadosamente para no desviarse de los presupuestos y controlar el progreso.
  4. Orientación al cliente: entregar servicio de alta calidad diseñando indicadores que certifiquen la satisfacción y retención del cliente.
  5. Capacidad para múltiples cargas de trabajo: responder a necesidades de alojamiento para cualquier tipo de carga que se requiera.

La definición de las cargas de trabajo

En relación con este último punto, es prácticamente imposible definir una cantidad limitada de tipos de cargas de trabajo. Por eso, resulta útil para delimitar el modelo la introducción del concepto de uso y así definir tres grandes grupos de cargas:

  • Desarrollo y prototipado rápido: todo lo que requieran los equipos de desarrollo para pruebas y ensayo de código.
  • Producción convencional: son aquellas cargas basadas en recursos IaaS (Infrastructure as a Service), cuyo despliegue puede realizarse en nubes públicas o privadas.
  • Producción en la nube: las cargas más innovadoras que requieren un uso moderado a intenso de recursos cloud o PaaS (Platform as a Service).

Cómo evaluar al proveedor de alojamiento

Para evaluar el entorno donde alojar cada carga de trabajo, es aconsejable utilizar cinco dimensiones:

  1. Coste: la variable del coste puede ser muy difícil de controlar si el foco está puesto en una unidad demasiado grande, como puede ser la migración de un centro de datos. Es aconsejable utilizar un modelo de comparación, por el que se define una aplicación modelo para cada carga de trabajo a evaluar. Se obtendrán así el coste de infraestructura para su alojamiento y luego se podrá comparar esta cifra con las que ofrezcan los diferentes proveedores.
  2. Seguridad: se evalúan la seguridad y el cumplimiento de normas, evaluando tanto la seguridad física como la virtual. Los indicadores para medir la observancia pueden incluir normas ISO, como la 27001, o la conformidad al RGPD.
  3. Soporte: en la dimensión de soporte se mide la capacidad del proveedor para brindar el servicio de alojamiento acordado (SLA), por lo que los indicadores estarán referidos a la cantidad de recursos específicos para soporte técnico que se aportará al servicio.
  4. Estrategia de negocio: dada la repercusión que hoy tienen las estrategias IT en el desarrollo de negocio, es relevante establecer cuál será el impacto sobre el mismo de la elección de uno u otro proveedor de alojamiento. En este caso, los KPI pueden referirse a estrategias conjuntas de marketing o a disponibilidad de fondos para desarrollo de negocio por parte del proveedor.
  5. Calidad del servicio: en este apartado será fundamental la experiencia con otros proveedores, ya que ese conocimiento permitirá establecer promedios de número de incidentes, tiempo de resolución y disponibilidad de cada aplicación. Algunos de estos indicadores se referirán a rendimiento y resiliencia para cumplir con el nivel de servicio propio y el requerido por clientes.

Una vez finalizado el proceso de identificar cada carga de trabajo, así como las dimensiones de los servicios provisionados, se podrá llegar con mayor seguridad a determinar cuál es la plataforma que mejor se adapta a cada caso.

Por ejemplo, las cargas relacionadas con el desarrollo y la rapidez en la entrega tendrán que alojarse en plataformas que optimizan el coste del servicio, mientras que aquellas relacionadas con la producción tradicional estarán destinadas a entornos con énfasis en la seguridad y la calidad del servicio.