eSports, mucho más que videojuegos: las comunicaciones se adaptan a su exigencia 

La competición profesional en los videojuegos es un sector que demanda cada vez más y mejores infraestructuras, conectividad y recursos para sostener su crecimiento

10 Septiembre 2021

Autor invitado: Arantxa Herranz 

En muchos deportes, en muchas competiciones, varios equipos se enfrentan entre sí a uno o varios partidos para alzarse con la victoria, bien de la temporada, bien de un determinado campeonato. Generalmente estos encuentros son vistos también por los aficionados, que animan a sus respectivos equipos y les alientan para la victoria. 

Los eSports son en esencia esto mismo, pero con la diferencia de que se emplean ordenadores o videoconsolas para competir. Quienes desarrollan su actividad en los eSports son verdaderos profesionales y algunos jugadores entrenan durante interminables horas a lo largo del día para mejorar sus destrezas, sus habilidades, su capacidad de reacción ante las pantallas. Deben, además, estar siempre actualizados para conocer las últimas opciones de cada juego. 

Puede que a algunos les parezca un sueño dedicarse a ganarse la vida jugando a videojuegos, pero lo cierto es que son una industria al alza que mueve cada vez más millones, tanto en premios como en patrocinios y en inversiones de red. 

 

Un mercado al alza 

La audiencia de los deportes electrónicos se está disparando. El auge es tan significativo que casi todos los videojuegos populares más importantes del mercado tienen actualmente algún tipo de circuito pseudoprofesional. 

Esta industria nace en Corea del Sur a principios de la década del 2000. El gobierno del país empezó a invertir en desarrollar su infraestructura de telecomunicaciones e internet. Pronto empezaron a aparecer restaurantes, bares y otros espacios que funcionaban como clubes de juego, en los que los jugadores se reunían y mostraban sus habilidades. Y empezaron a organizar concursos formales. 

Desde entonces, la industria también se ha profesionalizado aún más. Ahora es posible seguir una competición de eSports a través de una aplicación o navegador y empleando servicios como Twitch, Mixer, YouTube Gaming o Steam. También se pueden (o se podía antes de la pandemia) ver en vivo.  

Por hacernos una idea, se calcula que solo Twitch acumula más de 2,5 millones de visualizaciones online en tiempo real y que tiene más de 75.000 canales. Para 2023, Newzoo predice que la tasa de crecimiento anual será aproximadamente del 10,4%. También esperan que el número de espectadores ocasionales aumente a 351 millones. Y que habrá 295 millones de entusiastas de los deportes electrónicos, lo que hace que la audiencia total sea de 646 millones. 

 

esports datacenter

 

La infraestructura que lo soporta 

Al igual que en las grandes competiciones la diferencia entre la victoria o la derrota puede estar en milésimas de segundos, en los eSports hay cuestiones técnicas que, por mínimas que sean, pueden suponer ganar o perder. El equipamiento técnico con el que se cuenta suma o resta puntos para la victoria, por lo que los equipos de eSports deben tener el mejor Fórmula 1 para garantizarse el mejor rendimiento. 

Los eSports dependen mucho de las prestaciones técnicas que tengan los ordenadores de los profesionales (por eso, por ejemplo, las tarjetas gráficas son tan valoradas en este sector, donde se llegan a pagar importantes sumas de dinero para tener el mejor rendimiento gráfico). 

Pero, además, el rendimiento de un videojuego depende mucho de la infraestructura de la red. No se concibe una competición puramente profesional en el que los sistemas de banda ancha no funcionen y haya saltos o cortes en la retransmisión. ¡Y mucho menos si estamos en la parte más interesante de la competición!  

Las retransmisiones de estas competiciones se hacen en la mejor calidad posible, incluso en 4K UHD, al igual que el sonido, que debe cumplir unos estándares mínimos. Cada vez es más frecuente, además, adoptar tecnologías de realidad virtual y aumentada. Todo esto consume mucho ancho de banda y exige que la latencia sea tan mínima que llegue a ser imperceptible. Los gráficos de estos juegos tienen todo lujo de detalles. En muchas ocasiones, en las competiciones se tiene la posibilidad de ver a muchos jugadores realizando diversos movimientos de forma simultánea. Es un entorno donde los milisegundos importan, por lo que no deben producirse tiempos de inactividad o retrasos. 

Cuando se cuenta con una infraestructura de comunicaciones lo suficientemente potente como para soportar toda esta gran demanda, es cuando se permite ofrecer una mejor experiencia, no solo al jugador, sino también al espectador de eSports. 

 

Doble tirabuzón: el evento en vivo 

Como decíamos antes, los eSports también congregaban espectáculos en vivo antes de que la pandemia irrumpiera en nuestras vidas. Al igual que los espectadores volverán a los estadios de fútbol, volverá a haber torneos de eSports en vivo y en directo.  

Realizar estos espectáculos en vivo añade una complejidad y un desafío adicional, ya que es necesario que la infraestructura tecnológica y de red esté plenamente garantizada para soportar grandes picos de actividad. El juego y los campeonatos dependen completamente de la potencia informática y de la red. No hay margen de error ni sitio para redes inestables o el almacenamiento en búfer. La latencia debe ser invisible, todo debe ser redundante, seguro y a prueba de balas.  

 Para respaldar la evolución de los eSports, la red debe adaptarse de manera dinámica a un sector tremendamente innovador. Debe ser capaz de asignar recursos de manera óptima mientras se asegura la experiencia del usuario. Es una red capaz, con posterioridad, de satisfacer la demanda y los requerimientos de otro tipo de industrias altamente competitivas y exigentes como la de los deportes electrónicos.