En el desarrollo de 5G, no hay tiempo para la fatiga

Autor invitado: Pilar Bernat 

5g conecxiones

Es probable que haya tenido un móvil 5G en sus manos o que se lo haya comprado ya; puede ocurrir, igualmente, que si se ha fijado, haya conseguido ver ese 5G en la parte superior de su móvil junto a las rayitas que indican el nivel de cobertura; es casi seguro que la publicidad de los operadores o de los fabricantes de tecnología habrá impactado en su retina y en su mente y habrá despertado su curiosidad sobre eso de lo que todo el mundo habla, pero que casi nadie alcanza a comprender; o que, como mucho, suele asociar a una mejor velocidad en la transmisión de datos en su ‘smartphone’.  

Y si algo de lo que hemos dicho en el párrafo anterior es cierto, será mucho porque, sólo con haberse fijado en el 5G de las rayitas, haber visto la publicidad o alguna información que le ha llamado la atención, ya tiene una certeza: el 5G no es futuro, es presente. Y si su curiosidad va más allá, conviene que tenga claro que el 5G no va de móviles, que va de la interconexión de todas las cosas; que 5G es una revolución tecnológica, social, empresarial y económica que en breve arrollará nuestras vidas y cambiará la forma que tenemos de ver nuestros hogares (hiperconectados), nuestras ciudades (inteligentes y autogestionadas), nuestro país (por sus planes estratégicos), nuestro continente (la Europa retrasada) e incluso nuestro planeta y su entorno estelar (los satélites de comunicaciones o el turismo espacial).  

 

Qué es 5G y quién lo ha hecho 

Sobre el papel, la quinta generación de telefonía móvil es un estándar desarrollado en el entorno del 3gpp; una asociación que congrega siete organizaciones técnicas, procedentes del mundo entero (ARIB, ATIS, CCSA, ETSI -la europea-, TSDSI, TTA y TTC), con el fin de trabajar en un entorno estable para generar informes y especificaciones que definan las diferentes evoluciones de las comunicaciones móviles. Éstos, a su vez, están impulsados, por un lado, por contribuciones que nacen en grupos de trabajo, más o menos numerosos, a los que asisten las empresas concernidas (operadores, constructores de infraestructuras, centros de datos, fabricantes de terminales, etc.) y por otro, en grupos técnicos de especificación, que mantienen citas cuatrimestrales, cuya misión es vigilar que todos los desarrollos sean compatibles con los ya existentes. Hoy estos grupos ya están trabajando en la sexta generación (6G), ya que el proceso de diseño, desarrollo y aprobación de una nueva familia técnica supone unos 10 años de trabajo. 

Básicamente, la 5G trae consigo las siguientes bondades:  

  • inmediatez gracias a la baja latencia (retardo),  
  • comunicaciones masivas para gestionar muchas conexiones simultáneamente,
  • reducción del consumo energético y  
  • aumento de la velocidad de transmisión de datos (10 Gbps). 

Todo ello mediante redes inalámbricas celulares y a través de la tecnología denominada ‘Nueva Radio’ (NR). Gracias a todas esas propiedades nos acercamos a la ubicuidad y veremos: el desarrollo de ecosistemas inteligentes, especialmente industriales (industria 4.0), la revolución de los servicios con la máxima de la inmediatez, la transformación de los sectores económicos existentes y el nacimiento de otros muchos emergentes o latentes. 

 

Damnificados digitales 

La gran pregunta es si palabras como Internet de las Cosas, Big Data, inteligencia artificial o supercomputación implican realmente un beneficio para la humanidad; y, a priori, debemos pensar que sí, aunque muchas cosas y mucha gente, se quedarán por el camino digitalmente hablando. Esa expresión tan en boga de ‘no vamos a dejar a nadie atrás’, no pasará de ser un eufemismo tanto por dificultad para enfrentarse a la tecnología como para absorber toda la información necesaria en cuanto a los nuevos productos y desarrollos que van saliendo al mercado y que desconocemos. Eso sí, resulta evidente que cualquier evolución conlleva una mejora en términos de facilidad de uso y cabe esperar que sean muchos los que se animen a probar.  

A pesar de esos damnificados y, tal y como reza el Observatorio Nacional de 5G, esta nueva tecnología supone la transformación de servicios e infraestructuras, la generación de nuevas oportunidades económicas y sociales y la mejora de la calidad de vida de las personas y eso nadie se lo quiere perder. Eso sí, hay varios desafíos por afrontar: la adaptación de los ecosistemas empresariales y comerciales a la transformación industrial, la penetración de estos avances fuera de los núcleos urbanos y la garantía del rendimiento de la red allá donde nos encontremos.  

 

interxion mad4 datacenter

Construcción del nuevo centro de datos MAD4. Fuente: Interxion. 

España en buen puesto de salida 

Estados Unidos, China, Corea del Sur y Japón fueron los países que lideraron esta nueva carrera tecnológica hacia el auto conectado, la realidad virtual, los hologramas, la robotización, la telemedicina o la educación universal online, pero España es un país muy bien posicionado en este ranking; de hecho, fue el primer país europeo en lanzar 5G comercialmente y lo hizo a través de Vodafone. En junio de 2021, 58 países tenían ya 5G comercial en el mundo y se espera que dentro de, aproximadamente, tres años utilizarán la nueva generación más de mil millones de usuarios. Según la Comisión Europea, en 2025 la introducción de la tecnología 5G en los sectores de automoción, salud, transporte, y servicios públicos “representará 62.500 millones de euros de impacto directo anual y esta cifra ascendería a 113.000 millones de euros si se suman los impactos indirectos”. Sobran explicaciones y razones. 

Y, ¿por dónde vamos a empezar? Pues los especialistas identificaron hace algún tiempo cinco ‘vectores’ sobre los que impactaría directamente la llegada de ésta última tecnología de comunicaciones móviles: automoción, industria, energía, salud y media (industria audiovisual); y si concretamos más, tenemos que hablar de sectores tan sustanciales como emergencias, seguridad y defensa, la agroalimentación, el turismo, la investigación o la transformación digital de los servicios públicos o privados.  

Sin embargo, nada cae del cielo y cada una de las empresas que quiera evolucionar y revolucionar su área de influencia deberá luchar por o trabajar para superar los denominados parámetros críticos. Así, la velocidad de transmisión (importante para la industria del entretenimiento, entre otros), los límites de la movilidad (para el transporte profesional y autónomo), la latencia (ciudades inteligentes o transacciones financieras), la densidad (industria o educación), la fiabilidad (salud y seguridad), el posicionamiento (paquetería, automoción, drones) y la cobertura (desarrollo rural). 

 

Qué hace falta para llegar  

Pero toda cara tiene una cruz y para el milagro de la digitalización total ocurra, hacen falta varias cosas:  

  • Colaboración público-privada. De ahí que el Gobierno insista diariamente en la necesidad del trabajo conjunto con las empresas, y haya hecho públicas las directrices del “Plan para la Conectividad de personas, empresas y territorios”, así como la “Estrategia para el impulso de la tecnología 5G”. 
  • Dinero. Tanto conectividad como la tecnología 5G, en concreto, son puntos de máximo interés incluidos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, así como en la Agenda Digital 2025. Sólo en 2021 se espera una inversión en este campo de 883 millones de euros.  
  • Frecuencias. Si hablamos de frecuencias, en España está casi todo hecho a falta de algunos detalles: 5G necesita espectro en las denominadas bandas sub-6 y dentro de las conocidas como ondas milimétricas o microondas. Entre las primeras, se adjudicaron ya hace algún tiempo las bandas entorno a los 3,5 megahercios, pero falta ordenarlas porque partían de una titularidad anterior a la llegada de esta tecnología y en este momento están dispersas. La banda de los 700 Mhz, la más interesante, se subastó y adjudicó en junio de 2021 y falta por decidir qué hacer con las ondas milimétricas (los operadores no tienen prisa por adquirirlas) o con el espectro que se puede adjudicar directamente a las empresas para su uso privado.  
  • Despliegue y pruebas. En España, el despliegue está en marcha y la convocatoria estatal para realizar pruebas ha dado lugar a los denominados pilotos que se están llevando a cabo en Madrid (98), Cataluña (53), Andalucía (50), Galicia (41), Valencia (25), Cantabria (5), Extremadura (5), Castilla León (3), Murcia (2) y Castilla La Mancha (1), e incluyen proyectos en los campos de la educación, la energía, la automoción, conectividad, administración pública, juego, Industria 4.0, inmobiliaria, logística, media y entretenimiento, movilidad, salud, seguridad pública, ciudades inteligentes, tecnología, telecomunicaciones, transporte y turismo. 

Decía la escritora estadounidense Marianne Wilson que el mundo avanza demasiado deprisa y el sistema nervioso de todos y cada uno se ve afectado simplemente por la velocidad de las cosas y que, por eso, todos parecemos estar agotados, como si necesitáramos unas nuevas vacaciones. Pero en términos de 5G estamos en tiempo de carrera y no hay lugar para la fatiga: ¡sólo cabe adaptarse y avanzar!